Ilustración de Luca Crivellari
Te vi en la plaza de tu infancia,
la mano dirigida hacia el cielo,
con un globo fundiendo el amarillo sol,
así lo querías tú.
Corrías boquiabierto,
empapándote los dientes de tiza
y pintabas las montañas
encima de las nubes,
sobre el tiempo,
tú podías.
Acudías a mojarte con cera en la mirada,
y mira,
que ahora cuelgas tu cuadro de niño vivido
y apenas reconoces el trazo.
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