martes, 5 de enero de 2010

Los dos riendo: ríos (y voces)

Dijo Jean Cocteau cuando hablaba de Proust:

"Su obra continuaba viviendo como los relojes de pulsera de los soldados muertos."


Dicen que al morir ves pasar la vida entera,
yendo y viniendo en su incesante rechinar de pasado.

¿O es que no vivimos de lo que hemos perdido?

Lo que ganamos pasó de moda
y no volverá a cantar victoria.

Y si cuando te cruce de nuevo
la casualidad nos vuelve el rostro,
pensaré en lo bonito que fue querer nuestra fugaz huída
con sus estrellados pasos,
lentos, largos lazos.

Te recordaré sin nombre,
barro o mar abierto,
te enterraré allá donde las rejas se agujerean
y la vejez no hace estragos.

Esta vez,
no he perdido tu sombra.
Esta vez,
me encuentro en la huella de tu oscuridad.

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